Esta combinación se nos puede presentar en dos formas totalmente diferentes: 1) diabetes del embarazo, en la que la diabetes empieza durante el embarazo y desaparece después del parto y 2) diabéticas embarazadas, en la que a mujeres diabéticas se les sobrepone un embarazo.
Hay características comunes a ambas situaciones, como son la propensidad a la hiperglicemia, lo que pone en peligro la salud y la vida tanto de la madre como de la criatura.
Por lo tanto, si usted es diabética debe planificar bien sus embarazos y asegurarse que su diabetes esté bien controlada desde el momento mismo de la concepción.
Complicaciones
Tener hiperglucemias frecuentes durante el embarazo predispone a varias complicaciones tanto en la madre como en el bebé. Entre estas tenemos: abortos, malformaciones congénitas, macrosomías (niños grandes), muerte fetal, polihidramnios (aumento del líquido amniótico), y problemas respiratorios e hipoglicemia del recién nacido.
También preeclampsia, cetoacidosis, cesáreas, infecciones de los riñones, hipertensión aguda y empeoramiento de las complicaciones crónicas existentes, como la retinopatía y la insuficiencia renal.
La buena noticia es que la ocurrencia de estas complicaciones se puede mantener al mínimo con un buen control metabólico, que debe de empezar desde antes de salir embarazada y continuar durante el embarazo, el parto y la lactancia.
Los niños macrosómicos son aquellos que pesan nueve libras o más al momento de nacer y son tan característicos de madre diabéticas que cada vez que nace una criatura con esta peculiaridad, inmediatamente investigamos la madre por sospecha de diabetes.
¿Por qué son más frecuentes los niños macrosómicos en madres diabéticas? La razón es simple: cuando la sangre hiperglucémica de la madre pasa al feto, el páncreas de este responde produciendo más insulina, la que se encarga de metabolizar el exceso de glucosa, convirtiendo parte de esta en grasa, la que se usa para el crecimiento. En estos niños la grasa se acumula mayormente alrededor del abdomen y el tórax, haciendo el parto vaginal muy difícil, por lo que generalmente se requiere una cesárea.
En condiciones normales, el parto vaginal es preferible, por estar asociado con menos complicaciones, pero en niños macrosómicos se hace prolongado y ocasiona traumas, tanto en la madre como en el recién nacido, por lo que en estos casos se recomienda la cesárea.
Muchos de estos niños sufren de hipoglicemia a poco tiempo de haber nacido, pues tienen niveles altos de insulina en su sangre en respuesta a la hiperglucemia de la sangre que recibían de la madre. Por esta razón, muchos pediatras les dan a tomar una solución azucarada a la hora de haber nacido. Si esto no es posible se les administrará una solución glucosada intravenosa, si se comprueba la hipoglicemia.
Las malformaciones congénitas son tres veces más frecuentes en niños de madres diabéticas y la principal causa de muerte en los recién nacidos. Los defectos más frecuentes afectan al corazón, al sistema nervioso y al sistema esquelético. Se ha encontrado que estas anomalías ocurren mayormente en mujeres con diabetes mal controladas al inicio del embarazo y antes de los tres meses, fecha en la que ya están formados los órganos.
Por otro lado, tenemos que la incidencia de las malformaciones congénitas en niños de diabéticas bien controladas desde el principio del embarazo, es similar al de mujeres no diabéticas.
Por lo tanto, si usted es diabética y sale embarazada, lo más importante es reducir su glucemia lo más cerca posible de lo normal. Esto es especialmente crítico durante el primer trimestre, cuando el bebé se está desarrollando y creciendo rápidamente. Es durante este período que los niveles altos de azúcar en la sangre pueden provocar un aborto o malformaciones congénitas.
La pre-eclampsia es una complicación del embarazo caracterizada por hipertensión, albúmina en la orina e hinchazón de los pies. La eclampsia consiste en lo anterior más convulsiones. Ambas son más comunes en los embarazos de diabéticas.
La cetoacidosis es una complicación potencialmente grave que ocurre frecuentemente en la diabetes mal controlada complicada con un embarazo. Consiste en aumento de la acidez de la sangre y suele acompañarse de náusea, vómitos, fiebre y dificultad respiratoria, poniendo en peligro la vida de la madre y el feto y predisponiendo a las malformaciones congénitas.
Mujeres que sufren de retinopatía deben obtener una evaluación oftalmológica mensual al salir embarazadas, ya que esta condición suele deteriorarse y amenazar la visión, necesitando cirugía láser en muchos casos.
De la misma forma, la nefropatía diabética, aunque no es una contraindicación para salir embarazada, necesita de consejería y evaluación renal antes y durante el embarazo. Los embarazos de mujeres coninsuficiencia renal sometidas a tratamiento de hemodiálisis casi siempre terminan en abortos espontáneos.
Contrario a la macrosomía, el feto de una madre diabética de larga duración puede ser pequeño, debido a complicaciones vasculares en las que las arterias que salen del útero y alimentan de sangre a la placenta y de ahí al feto, se estrechan. Estas pacientes deben descansar y mantener un control meticuloso de su presión arterial y por su puesto, de su diabetes. El feto debe vigilarse en forma intensiva.
© Copyright Juan Luis Fernández 2008
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